Alejado del ensimismamiento del centro de Palermo, en una zona más tranquila Mosto Vinazzi se postula como el restó que provee privacidad, elegancia y sabor.
After offices, citas, reunión de amigos o de trabajo, cualquiera sea el motivo de encuentro, este restó se ajusta a todas las preferencias.
Desde las 18, además, Mosto Vinazzi abre su carta del after hour, con tapas, vermut y vinos por copa, ideales para culminar la jornada desestructuradamente.
El espacio cuenta con mesitas en la vereda para disfrutar de las mejores cervezas tiradas y artesanales, whiskies o un buen vino en las noches cálidas de la primavera y el verano. También hay mesas comunitarias para grandes números de amigos o para compartir y sociabilizar; mesas de tamaño normal y una amplia barra bien iluminada.
Su estilo jovial y su deliciosa cocina con sabores de diferentes partes del mundo adaptados al paladar argentino, promete cautivar a los porteños y turistas que disfruten del buen comer y beber.
Mosto Vinazzi es un proyecto sobrellevado por Bianca Inga (hija de italianos) y Kurt Wilhelm Helmfeld (hijo de un alemán y una danesa), dos jóvenes chefs que no sólo se encargan de una atención personalizada y sumamente cordial, sino también de ofrecerles a sus clientes viajar por el mundo a través de los sabores.
Arepas colombianas, kimchi desde Japón o goulash con spatzle, el clásico austro-húngaro, son sólo algunas de las opciones de este alegre restaurante, combinando platos de su infancia o de los clásicos de Europa o Latinoamérica, pero con su toque personal.
Y para los amantes del buen beber, nada mejor que dejarse llevar por las sugerencias de Kurt es también sommelier. En Mosto Vinazzi los clientes se encontrarán con una completa carta de vinos, variada, clara y diferente, con etiquetas de todo el país y con la opción de pedirlos por copa. Esto, además, se completa con ciclos de cata, degustaciones, y vinos a precio de vinoteca. Una buena opción para engrosar la cava hogareña.
Para arrancar, hay entradas como la provoleta de cabra grillada con peras asadas, verdeo y chermoula, mollejas crocantes con emulsión de dijón y ensalada, o torrejas de pan francés con morcilla suave, manzana alimonada y frutos secos.
A la hora del plato principal, Mosto Vinazzi sorprende con sus platos bien caseros y a precios más que accesibles. Su bondiola braseada (con chutney de frutas de estación, manzana fresca y puré de batatas) se deshace en la boca, pero en la carta también hay lugar para la tapa de asado ahumada en cocción larga con coleslaw y papas asadas o, para los amantes de la pesca, una buena trucha arco iris a la marroquí con puré de batatas y espinaca salteada.
Si no, es buena idea dejarse sorprender con los sándwiches de autor, con pan hecho a base de masa madre, empanadas como la de osobuco, tablas de quesos, ensaladas, berenjenas en escabeche, paté casero, hummus o WienerWurst (salchicha de Viena) grillada con aderezos.