Cada día estamos más interesados en consumir alimentos de manera consciente. Buscamos opciones más saludables e intentamos elegir productos de calidad.
Por ejemplo, para preparar una ensalada compramos zanahoria, lechuga y tomates orgánicos, eligimos huevos de ponedoras que no están en cautiverio y hasta le agregamos nueces adquiridas directamente a sus productores; y para condimentar, obviamente, elegimos aceite de oliva… Y si con ese chorrito arruinamos todo lo anterior?
En #ConDobleT conversamos con Gabriel Guardia, quién lleva más de 20 años recorriendo los olivos, zarandas y prensas para producir aceite de oliva.
Desde hace un década es gerente de la histórica planta de LAUR en Mendoza, la primera en producir aceite de oliva en el país, recientemente distinguida por segundo año consecutivo en el «Mundial de los Aceites de Oliva».
Gabriel es enólogo pero su pasión por las aceitunas le ganó la batalla a las uvas. En la charla brindó algunos tips básicos y fáciles, para reconocer un buen aceite de oliva cuando estamos parados ante la góndola en el supermercado.
Si en la etiqueta figura la leyenda «VIRGEN EXTRA», estaremos frente a un fabricante cuidadoso, detallará Gabriel en su relato. Y agrega: hace más de 30 años que el código alimentario argentino no utiliza la denominación «Extra Virgen» para los aceites de oliva que son producto de una primera prensada. Una verdad que para el común de los mortales puede resultar desconocida. .
«¿Si ni siquiera te preocupás en llamar de manera correcta el producto, mirá si vas a estar atento a la calidad?», sentencia risueño Guardia.
Envasado en orígen: ¿plástico, vidrio o lata?
El envase es el primero que puede darnos una clara señal de la calidad del contenido. Sin dudas, las latas de LAUR son las más pintorescas y hasta resulten decorativas en cualquier mesa, pero se trata de una elección adrede ya que conservan mejor los sabores y aromas de la oliva.
Como explicara Gabriel Guardia, el plástico es uno de los envases más nocivos para este noble y ancestral producto, que sin aditivos es casi un «exprimido» del fruto del árbol de olivo. Si se desprenden partículas de los frascos de PET pueden hacernos comer plástico.
Sin embargo, para preservar la estructura química, la mejor opción es la botella de vidrio, preferentemente de tono oscuro, para evitar el ingreso de luz. Y mayor protección aún, otorgará un envase de menor tamaño, pues resultará menor la oxidación por contacto del producto con el aire, mientras avance el consumo.
Dentro de las opciones más modernas, la tendencia es el sistema bag in box, el mismo que utilizan algunas bodegas para sus vinos jóvenes, ya que resulta muy práctico para dosificar.
Si no te gustó el aceite de Oliva, es porque tenés un buen paladar Gabriel Guardia, gerente de Olivícola LAUR
Todo esto por fuera. Porque el verdadero testeo será poder probar el aceite solo, sin ni siquiera pan. Un desafío que es ineludible en las visitas turísticas que propone la fábrica de LAUR, en Maipú, a sólo 15 minutos del centro de Mendoza.
Hacia el final de la charla, Gabriel bromea que aquel que afirma que «no le gusta el aceite de oliva» es porque no ha probado aún ningún producto con la calidad que se exigen en LAUR desde 1889.
