Comer y Beber

Rey de copas, un museo bar rodeado de arte

Desde hace siete años, Sebastián Paez Vilaró ideó una propuesta que sorprendió a Palermo por sus tragos, por su arte y decoración

En la baraja española, la carta del Rey de Copas simboliza a un hombre soñador, de esos que a veces tienen problemas por no tener los pies en la tierra y perseguir aquello en lo que creen.

Quizás fue ese el espíritu de Sebastián Paez Vilaró, hijo del reconocido y ya fallecido artista plástico uruguayo, cuando decidió en el 2012 inaugurar un espacio que tiene tantas formas de denominarlo, como las cosas que se encuentran adentro.

Rey de Copas es un bar, si. Hay mesas, barras, música, terraza, elementos de coctelería, cervezas, tragos y gastronomía. Todos esos condimentos los tiene y resaltan la propuesta.

 

 

 

Pero también es un museo, una casa que exhibe objetos de colección estéticamente distribuidos y que nos hacen viajar alrededor del mundo. Un espacio cultural que respira arte por todos lados con el sello de las obras y gustos de los Paez Vilaró.

El desembarco del Rey

Cuando Palermo empezaba a moldearse como polo cool, Rey de Copas abrió sus puertas por primera vez. La base de sus orígenes era combinar un ambiente único que fusionara las diversas artes y elementos culturales del mundo.

Sebastián Páez Vilaró, alma matter del proyecto, lo plasmó de su arte pero también lo nutrió con las obras de su padre Carlos Páez Vilaró. La gastronomía y la coctelería de excelencia fueron los otros pilares fundamentales que despertaron la curiosidad de muchos de los que pasaban la puerta de madera de Gorriti al 5100.

Las obras del Rey

Rey de Copas Bar

Como si el lugar tuviese impregnado una marca de agua permanente, no faltan las obras en bronce y cobre repujados de Sebastián, ni los objetos de Carlos en diferentes momentos en su vida artística.

Así se pueden apreciar algunos frescos contemporáneos, collages en vidrieras de los 70´, tablones tallados utilizados como mesa traidos del paso de la familia por el continente africano, objetos realizados con chatarra, con metales, y otros elementos en cada uno de los espacios, dispuestos de manera tal que a la vista resulten armoniosos.

El gran salón

Imposible no anclar la retina en el gran mural que viste el fondo del salón y la barra, punzado en bronce y cobre, como si fuera un extenso papiro cubierto de jeroglíficos. Obra del propietario de este espacio que se identifica normalmente con simbologías y estéticas tanto africanas como de culturas ancestrales.

Rey de Copas Bar
Detrás de la barra, el mural de bronce punzado se roba todas las miradas

La barra misma está confeccionada con antiguos durmientes de ferrocarril reciclados y vestida con cerámicos dispuestos en hilera, con un azul predominante, provenientes de la región de Pais de Calais, Francia.

Del techo cuelga una especie de gaviota de madera, que aletea de vez en cuando con el pasar de los visitantes. Un objeto que remite a la niñez de Sebastián quien luego de curarla, le encontró un lugar mejor que en su casa desarmada.

Los divisores de ambientes, aunque se aprecien simples cortinas de madera, están hechos con cuentas de rosario y otros elementos encontrados en las ferias de San Telmo.

El separador de ambientes deja entrever la gaviota que cuelga del techo

Además, en las paredes se pueden observar desde alfombras persas hasta diversos objetos y antigüedades. Desde mascaras africanas, orientales y norteñas. Pequeñas esculturas en madera de Santos talladas en el Paraguay, bibliotecas llenas de pasado y todo un mundo en detalles para descubrir. Eso sí, procure hacerlo antes del segundo trago.

La ecléctica terraza

Inaugurada un año y medio después, actualmente es uno de los espacios en constante mutación. Es amada en las noches más cálidas pero venerada aún en invierno por su estilo selvático, su impronta étnica y el ensamble de culturas que le da tono al lugar.

Desde estatuas zodiacales de la cultura China, posicionadas en nichos de ambos lados de la barra, figuras del Kama Sutra en pequeñas piezas, hasta un gran ventanal que refleja una colección de cactus que le aporta ese ambiente más naturalista.

En uno de los costados se alza un imponente altar al mar, creado a partir de un bote que alguna vez fuera herramienta de trabajo de familias de pescadores. Una barca que también funciona como biblioteca y los objetos que veneran a Yemanjá, la diosa del mar a la que le dedican ofrendas en muchas ciudades de Latinoamérica.

Y en el fondo, como si fuese un gran óculo, el esqueleto circular de un vitral inconcluso que aún espera su momento de esplendor.

El patio del Rey

Y si está en Palermo, debía tener cerveza. Así fue que el patio tradicional, repleto de columnas talladas, se convirtió en un templo de cervezas artesanales, con canillas expendedoras de los más variados estilos.

Un espacio informal, relajado, con mesas comunitarias y con la misma estética exótica que el resto del lugar. Cervezas mediante, con sólo mirar hacia arriba, encontrarán faroles antiguos de plazas regionales intervenidos por Sebastián, biombos orientales que visten las paredes del patio y otras curiosidades.

La perla de este patio: una antigua y majestuosa sierra “sinfín”, fabricada en la Argentina hace muchos años que se ha convertido en una de las más curiosas y favoritas del sector.

El ancestro de este Rey de Copas palermitano nació en Casapueblo, Uruguay. Una continuación del legado de su padre Carlos. Una suerte de homenaje de Sebastián que rinde tributo a la reunión de las personas, al placer de compartir, de agudizar los sentidos y de explorar el mundo acompañados de una buena copa.

+ Info www.reydecopasbar.com