“Por tu mala junta te perdiste» reza el tango y, aunque no se trate de una historia de amor y abandono, el cuento o el “chamuyo” aquí tienen un final feliz.
Malajunta Wine es el proyecto enológico de dos amigos – Leonardo y Gabriel – que disfrutaron juntos de su infancia y travesuras. Los años pasaron y sus ideas también crecieron con ellos. Oriundos de familia con tradición vitivinícola mendocina, los vinos Malajunta le aportan un aire fresco al mercado de las vides.
Gestados en terroirs propios de la provincia de Mendoza, anclados en la zona de Cruz de Piedra (Maipú) y Los Árboles (Tupungato), detrás de estas botellas asoman no tan tímidamente Leonardo Berlanga y Gabriel Donozo, enólogo de la bodega.
Con una partida limitada de botellas – solo elaboran 3650 por variedad y 5000 para los reservas – cada día pisan más fuerte aún en las afueras de su Mendoza natal, y hasta tientan al público más abstemio de la comarca por sus lazos estrechos con el símbolo de la amistad, esa que todo lo atraviesa y nada traiciona.
Cada proceso de elaboración se realizó a pequeña escala, para controlar la calidad al máximo pensando en lograr un vino que represente lo mejor de nuestros viñedos.
Un atractivo peculiar genera el marketing de Malajunta Wines. Además del nombre, la imagen que acompaña le aporta la cuota revolucionaria, irreverente, progresista, con carácter y personalidad que define el sello intrínseco del vino. (Divagación imprescindible: la imagen fue comprada a un modelo de EE.UU, y se patentó en la Argentina junto al nombre de las etiquetas)
Si de variedades hablamos, en su viña vas a encontrar cepas tradicionales, reservas y algunas variedades no tan comunes en estas latitudes como Pedro Ximenez, que no resultan extrañas si seguimos el concepto de innovación de la marca.
Malajunta Wine va por más y prepara una línea de alta gama que seguro será bienvenida en la comunidad de Baco. Pero como ellos mismos pregonan, “no hacen vinos, sino historias”. Así que aquí esperamos, como acodados en alguna barra de un secreto speakeasy, con las copas listas para degustar aquello que tengan para contar.