Por suerte, cuando creíamos que a zona norte sólo llegaban las ligeras propuestas de hamburguesas, cerveza y foodtrucks, nos encontramos con la cocina de autor de Irune en el Camino Bancalari
Abierto de martes a sábado, únicamente por la noche, el salón de Irune es un cálido refugio. Si bien está ubicado en el paseo comercial Euskal Herría Plaza, sobre Camino Bancalari en medio de la zona de countries (entre la 202 y la 197), su ambiente intimista, con un toque neoyorquino en la decoración, permite disfrutar de un velada, quizás romántica, quizás junto a amigos, con la comodidad de estar muy cerca para los que viven en Don Torcuato, Tigre o Nordelta.
La cocina está a la vista y la carta con tono francés es muy atractiva. Se distingue la fusión de lo moderno y lo tradicional en los sabores y texturas de cada plato. También tienta la gran cava vidriada y no descartan realizar cursos de cata porque en la planta alta Irune guarda un espacio ideal con terraza para llevar adelante eventos especiales.
Comenzamos con una Burrata con hongos y cebollas ahumadas, mientras que el principal que nos tentó fue un Medallón de lomo con nachos crocantes acompañado de guacamole. Entre otros exquisitos platos se encuentran la Bondiola braseada con batatas rústicas y bastones de zanahorias, y los Sorrentinos de hongos con crema de almendras. Para el postre realizamos un clásico test: si la Mousse de chocolate es buena, el resto no puede fallar. Estaba exquisita. Y nos queda para la próxima visita probar la recomendada Pavlova y el Volcán de chocolate.
Irune, una exquisita propuesta algo escondida para confiar a aquellos que gustan del buen comer.