Aunque sin hobbits, la comarca andina que lleva desde Esquel hacia Trevelin tiene mucho de la magia y los paisajes que se desprenden de la fantasía. Este pueblo del molino y tradiciones ofrece travesías por el bosque, ríos saltarines y rica gastronomía.
TREVELIN.– La fuerte identidad galesa le da la nota de máximo encanto a este pueblo chubutense, donde su nombre se impone con la música de ese origen con el significado de “la gente del molino”. Para hacerle honores, cualquier viajero que llegue a esta porción patagónica no puede dejar de visitar el molino harinero Nant Fach, un museo especial en el que uno parece transportarse a tierras lejanas, a una Europa de otra época. Propiedad de la familia Evans, son sus descendientes los que explican apasionadamente la historia poco conocida y muy interesante del apogeo y ocaso de los molinos harineros en esta provincia. La ceremonia del té es una costumbre también muy arraigada en la cultura galesa y en Trevelin hay dignos representantes para poder aprender sobre esta tradición. Ya partiendo de la disposición de la mesa se ve la originalidad de esta experiencia: la taza de té se ubica mas alejada del comensal y frente a este va el plato para untar, con la misión de que no caigan migas en el té. La abundancia de la mesa hace que sea un festín para los ojos y para el paladar. Por lo general, todo es casero: hay dulces (de mosqueta, sauco, arándano), tortas (de todo tipo: galesa, de manzana, cheesecake, brownie, y un sabroso etcétera), pan y manteca. Uno de los sitios para saborear la experiencia es la primera casa de té galés “Nain Maggie”, un lugar en que la familia continua con la tradición y mantiene vivas las recetas de la abuela Maggie, quién fue el nexo fiel con las recetas originales hasta los 103 años de edad. Si se quiere tener una perspectiva diferente de la ciudad, vale la pena la aventura de los vuelos de bautismo. Si la adrenalina es lo suyo, claro. El volar en un avión sólo para cuatro personas es una emoción única. Sobrevolar por este paisaje es la posibilidad de tener la mirada del vuelo de un pájaro, apreciar a la distancia la distribución urbana de las casas de madera o visualizar el verde intenso del área natural protegida donde se encuentran las cascadas Nant y Fall. Así, se obtendrá una nueva dimensión de los senderos que el viajero seguramente ya ha recorrido de a pie. En las proximidades también se encuentra el pueblo de Corcovado, un lugar ideal para hacer rafting y pesca con mosca. Las excursiones en gomón por este río surcado de hermoso paisaje son de aproximadamente dos horas y atraviesan diversos rápidos de clase II, III y IV dependiendo del caudal del río. Utilizar equipos de calidad e ir acompañado de preparados guías locales es sin duda algo esencial para que la aventura se viva intensa y alegremente. A salpicarse y sonreír, mientras el paisaje pasa velozmente por delante de los ojos.