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Samborombón: La Bahía del venado

Entre Punta Piedras y Punta Rasa, localidades de la provincia de Buenos Aires, subsiste el Venado de las Pampas y otras miles de aves migratorias

Entre Punta Piedras y Punta Rasa, la Bahía de Samborombón resguarda en 147mil hectáreas a 200 Venados de las Pampas.

No quedan muchos individuos de la especie en el país y los campos fueron empujándolos hacia la costa. Por eso, hoy es Monumento Natural de la Provincia de Buenos Aires, máxima categoría de preservación.

 

 

 

Pasando por Verónica, después de Punta Indio por R36, para después retomar la R11, puede verse el cambio de paisaje del monte al pastizal. Es el recorrido que hago con mi nuevo auspiciante circunstancial del viaje a dedo. Le cebo unos mates en agradecimiento por haberme levantado en Pipinas y proyecto en vano la mirada hacia la costa esperando avistar algún ejemplar.

Me deja en la rotonda de General Conesa. En la ciudad hacen base los Guardaparques de la Reserva de Biósfera de la bahía. De la mitad para arriba, Samborombón. De la mitad para abajo, Rincón de Ajó. Allá en el extremo sur, Punta Rasa.

Unos kilómetros antes ya me comuniqué con Gabriel, el encargado de la región. Por lo que me pasan a buscar con la camioneta y, mientras entramos por la arbolada calle principal, veo y pregunto por un helicóptero que aterriza en una canchita de fútbol. La gobernadora se reunirá con el intendente. Un único policía mira su arribo a la distancia. Yo tengo escolta privilegiada y humildemente imagino el provecho que sacaré de la visita.

El cielo muestra algunas nubes grises que amenazan con lluvia. Los caminos de tierra hacia la Reserva pueden complicarse si empieza a gotear el cielo. No tenemos mucho tiempo, así que picamos algo rápido, dejamos el peso de más en la base y nos equipamos a prueba de agua.

Entramos en línea recta, a la par de uno de los canales artificiales que drenan los campos, a mitad de la Bahía. No pasa mucho tiempo antes de empezar a ver, como en ningún otro lugar, una variedad de fauna que se muestra a pastizal abierto. Jabalíes, ñandús, zorros, carpinchos, coipos y -finalmente- el tan frágil Venado de las Pampas.

Además de la ganadería, la caza redujo su hábitat, que solía abarcar buena parte de las llanuras latinoamericanas hasta la Patagonia. Tienen un tamaño mediano y no llegan a pesar más de 45 kilos.

Recuerdo haber compartido amistad con algún perro más gordo y pienso lo que debe ser para esas criaturas delicadas que un chancho cimarrón les corra por al lado. Veo la representación cuando cuatro de estos hocicudos se fugan de nosotros y se topan con un pobre ñandú que casi se infarta.

Si por el Oeste la ruta y los campos empujan hacia el mar, el mar replica desde el Este. «Hace un año, la tierra llegaba hasta allá», me señalan los Guardaparques 200 metros al horizonte. La Reserva se angosta. El agua gana terreno. Los cangrejales también pierden márgenes. Sin embargo, es lo natural. Era el lugar que solía ocupar, hasta que decidimos intentar ganarle a la naturaleza.

Punta Rasa

El extremo sur de la Bahía también perdió una buena cantidad de metros de playa. Vamos para Punta Rasa, en San Clemente del Tuyú y la problemática es otra: Las aves migratorias tienen sus colonias invadidas por Camionetas 4×4, cuatriciclos y puestos de bebidas ilegales.

Pasando algunos médanos por la costa se llega a esta Reserva Natural que custodia el paso del río al mar. Es de libre ingreso, pero no se puede circular con vehículos por la arena. Los visitantes suelen irse a pasar la tarde con música «al palo». Por más amplia que sea la playa, las aves migratorias escapan hacia las lagunas, kilómetros tierra adentro, porque el ambiente es corrompido. Además, las huella y el peso de los coches compacta la arena, reduce los médanos y los afirma, quitándoles su necesaria y natural movilidad.

La solución que se plantean quienes protegen el área es una ruta paralela que acerque a las personas sin intervenir el margen entre duna y marea donde se asientan las colonias de aves. Además, restringir la zona de uso abierto a la que está acostumbrada la gente.

Los deportes acuáticos en la zona suelen tener el mismo impacto, por lo que también se acordó días y horarios fijos para la práctica de kitesurf, por ejemplo.

A Punta Rasa, llegan pájaros que han volado más de 10mil kilómetros para alimentarse y reproducirse. Aunque principalmente los playeritos, chorlos y gaviotines ocupan un mayor porcentaje de ellos.

El Faro San Antonio y los complejos termales son los principales atractivos turísticos para quien no sabe que puede caminar por la playa equipo de mate bajo el brazo y aprovechar el atardecer para hacer avistaje de aves que atraviesan con su vuelo todo el continente. Es el único punto de la Bahía al que todavía se puede acceder libremente para hacerlo.

Un debate se lleva adelante entre las dos caras de Mundo Marino: el espectáculo en sí mismo y la fundación que provee de recursos para rescates y seguimientos de mamíferos acuáticos.

La visita es expeditiva, pero no tanto como la burocracia política. Me quedo conforme con la costa bonaerense que me recuerda que no todas las playas son balnearios y reposeras.

Antes de la llovizna, me paro de frente al resto del Partido de la Costa.  El tránsito vacacional ayuda al mochilero y, haciendo dedo, llego rápidamente a San Bernardo.

Unidad de Conservación Bahía de Samborombón

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