¿De qué signo sos? La pregunta, que podría ser la apertura de una charla de café, hoy también define cómo viajamos. No es metáfora: según datos de Booking para Argentina, el 41% de los viajeros estaría dispuesto a suspender, cambiar o ajustar sus vacaciones según lo que diga su carta astral o un consejo “espiritual”. Si Mercurio está retrógrado o el astrólogo sugiere postergar, muchos miran la reserva y respiran aliviados: “Menos mal que tengo cancelación gratuita”.
Booking reunió a un nutrido grupo de periodistas para compartir sus tendencias 2026. La anfitriona fue Jimena Gutiérrez, gerenta general de la plataforma en el país, y el condimento extra lo puso el astrólogo y comediante Joe Fernández con un show en vivo donde no sólo habló de signos, sino de cómo cada uno reserva, organiza y vive sus viajes.
La premisa de Joe es simple y divertida: cada signo tiene su estilo de viaje, y eso se nota desde el primer clic en el buscador. Libra, por ejemplo, vive el viaje como una experiencia compartida. No le alcanza con que el destino sea lindo: necesita emocionarse con alguien al lado. Al estar regido por Venus, se inclina por lugares estéticamente armónicos, donde aromas, visuales, sabores y música estén bien maridados. Placer y belleza, todo al mismo tiempo.
Escorpio, en cambio, va por la intensidad. Ama los destinos distintos, nuevos, transformadores. No se conforma con la postal clásica: se siente atraído por cementerios históricos, catacumbas, casas cargadas de leyendas o paisajes donde otros jamás pisarían. Y, fiel a su esencia, nunca revela el secreto de cómo consiguió ese pasaje a precio increíble ni ese alojamiento que parece un castillo abandonado. El misterio también viaja.
Tauro no se queda atrás: su viaje ideal es hedonista, sensorial, casi en cámara lenta. Una buena comida, una copa de vino con aroma a grosellas patagónicas, velas aromáticas encendidas en la habitación, una siesta sagrada “con salamín bajo el brazo”. Los taurinos viajan pensando en el disfrute: el hotel, el desayuno sin apuro, el mantel bien puesto, la experiencia gastronómica local. El destino importa, sí, pero el cómo se disfruta importa todavía más.
Todos los signos tienen un rol en el viaje perfecto: el sagitariano que pone la cuota de aventura, el capricorniano que cuida el presupuesto, el acuariano que trae un destino exótico, el pisciano o canceriano que pone emoción, el taurino que elige la comida, el libriano que se ocupa de que todos la pasen bien. Un mapa astral convertido en grupo de WhatsApp viajero.
IA, filtros inteligentes y viajes cada vez más personalizados
Más allá del componente lúdico de la astrología, detrás de estas tendencias hay un cambio de fondo: la tecnología ya no sólo ayuda a reservar, sino a decidir cómo, cuándo y por qué viajar.
Jimena Gutiérrez lo explica con claridad: Booking funciona como un marketplace, una gran vidriera donde el viajero no le compra “a Booking” sino al hotel, apart, casa o cabaña que elige. Como en un mercado online, la plataforma intermedia, cobra comisiones por las reservas que se concretan, pero no empuja un destino porque le convenga más. La búsqueda la hace el usuario y la IA ayuda a que esa búsqueda sea cada vez más relevante.+
Hoy, la inteligencia artificial está presente en varias capas de la experiencia. Gracias a los Smart Filters, en lugar de perderse entre más de 30 filtros, el viajero puede escribir en una cajita qué está buscando (“hotel en el centro, 4 estrellas, puntaje mayor a 7,5 y desayuno incluido”) y el sistema selecciona automáticamente los parámetros.
Los Resúmenes de Comentarios uno se evita enfrentarse a más de 380 millones de opiniones de huéspedes reales. Leer todo es imposible. La IA sintetiza qué es lo que más valoran los viajeros de cada propiedad —positiva y negativamente— y luego, si se quiere, se puede ir al detalle reseña por reseña.
No hay un ranking fijo de alojamientos. Lo que se muestra primero se adapta al perfil de cada usuario, según su historial, sus búsquedas y sus preferencias, para evitar “spamear” con opciones que no tienen nada que ver con ese viaje en particular.
Booking ya empezó además a probar un planificador de viajes con IA en mercados de habla inglesa: un asistente que ayuda no sólo a reservar, sino a inspirarse cuando aún no se tiene claro el destino. Esa herramienta todavía no está disponible en Argentina, pero marca el rumbo de lo que se viene: viajes armados de punta a punta con una mezcla de intuición, datos y algoritmo.
Nostalgia 3.0: viajar para recrear fotos antiguas
Otra tendencia fuerte hacia 2026 tiene que ver con la nostalgia. No se trata sólo de recordar un viaje, sino de recrear escenas. Por un lado, están los desafíos virales: familias que vuelven al mismo lugar donde se sacaron una foto de chicos —tres hermanos en una escalera, por ejemplo— y la repiten décadas después, con la misma pose, la misma ropa o la misma impronta. Pero también hay una vuelta de tuerca más tecnológica: usar inteligencia artificial para identificar dónde se tomó una foto (propia o ajena) y, a partir de esa ubicación, elegir el próximo destino.
Viajar para replicar una imagen: Aunque algunos ni siquiera tienen el recuerdo original. Tal vez nunca fueron a Cataratas a los cinco años, pero se apropian de una foto “ochentosa” de otra familia, la convierten en un objetivo y viajan para copiarla. Performance turística en estado puro: el viaje como recreación creativa, no sólo como experiencia.
En paralelo, se mantiene otra tendencia silenciosa: muchos viajeros empezaron a ocultar la ubicación exacta en sus selfies y publicaciones para preservar cierta intimidad con el lugar. La tecnología que permite mostrarlo todo, también habilita el derecho a guardar un secreto.
Recuerdos comestibles
Si antes el souvenir obligado era el imán para la heladera, la torre Eiffel en miniatura o la virgencita que cambiaba de color, las nuevas predicciones de Booking apuntan a otro tipo de trofeo: la cocina del mundo en la valija.
Cada vez más argentinos viajan con la despensa en mente. Buscan condimentos, golosinas, productos típicos de supermercado, utensilios de diseño y piezas de cocina que luego puedan exhibir en sus casas. El recuerdo ya no es sólo un objeto decorativo: es el sabor que permite revivir el viaje un martes cualquiera.
Un ejemplo lo ilustra bien: hacer un curso de cocina en el Sudeste Asiático, saber que ciertos ingredientes no se consiguen ni siquiera en el barrio chino local y organizar una visita al supermercado para cargar salsas de pescado, salsa de ostras, mezclas de especias. Con todos los cuidados sanitarios, restricciones y controles de aduana, claro, pero con la certeza de que ese plato que vas a replicar en casa tendrá “sabor a viaje”.El feta griego comprado en el free shop, cuidadosamente conservado hasta llegar a destino, es otra escena que resume la idea: cuando el recuerdo se come, el viaje dura un poco más.Road trips menos alocados y desayuno intocable
Están los que dicen: “Llevame y no me cuentes a dónde voy”, y piden una experiencia totalmente resuelta y sorpresa. Y están los que reclaman exactamente lo contrario: “No me pongas despertador, no me armen la agenda, no me toques el desayuno”. Para muchos, sin un desayuno largo y sin apuro, el día directamente no empieza.En el medio, se ubica esta nueva generación de viajes donde cada pasajero busca algo más que “conocer un lugar”: quiere hacer algo especial con esa comida, con esa habitación, con ese paisaje. Un ritual, una foto recreada, una colección de sabores o un momento de belleza compartida.Mirar el cielo, abrir la appDe cara a 2026, el panorama es claro: los próximos viajes de los argentinos se decidirán en un punto de encuentro entre carta astral, motor de búsqueda, IA y antojos muy concretos.Habrá escorpianos buscando castillos misteriosos o cementerios históricos, librianos armando escapadas estéticamente perfectas para compartir, taurinos diseñando itinerarios a partir del desayuno y la siesta, y un montón de viajeros que, antes de confirmar la reserva, mirarán al cielo… y después abrirán la app.La buena noticia es que, más allá del signo, la tecnología ya está preparada para acompañar esa manera única que tiene cada uno de viajar. El desafío, ahora, es tuyo: entender qué tipo de viajero sos, qué te hace realmente feliz en un viaje y animarte a planificar la próxima escapada a tu medida. Astrología mediante o no, el próximo destino también puede empezar con una pregunta simple: ¿qué versión de vos querés que viaje esta vez?


