Cuenta la leyenda que en 1867 en Estados Unidos se hizo el “Concurso Internacional de Tierras”. Las de Chivilcoy se llevaron el tercer puesto. Hangar 6 tiene el poder de llevarte a comprobarlo desde el aire.
Está acá a la vuelta. Es un destino que podés hasta hacer de escapada una jornada. Sin embargo, deleitarte en sus verdes, en las ganas que tiene su gente de que conozcas lo que hacen, los emprendimientos emergentes que pululan en distintos puntos de la ciudad y un alrededor que se llena de actividades, invita a que Chivilcoy pueda ser un destino para hacer algo de turismo de cercanía.
Los vuelos parten desde el aeroclub de Chivilcoy, ubicado sobre Ruta Nacional N° 5. El destino está repleto de historias desconocidas. En 1881, se realizó desde esta localidad la primera comunicación telefónica a larga distancia. El enlace directo se estableció entre el Dr. Bernardo de Irigoyen, que se encontraba en Chivilcoy, y el entonces presidente de la Nación, Julio Argentino Roca, que se encontraba en la Casa de Gobierno en Buenos Aires.
En 1866, el pianista y docente porteño, radicado en Chivilcoy, José María Palazuelos, compuso el tango “El negro Schicoba”, considerado como una de las piezas precursoras del género.
En la década de 1920 residió en la ciudad el impresionista inglés, Stephen Robert Koek Koek, cuyas obras, registran hoy cotizaciones fabulosas. Parte de sus inspiración se expandió en estas llanuras. Las mismas por las que Hangar 6, de la mano de Martín, el que vuela porque le gusta, no porque es su trabajo. A bordo de sus avionetas de 2 o 4 plazas, sobrevuela el parque lacunario La Martija y el Rio Salado, tanto de día o como de noche.
