Una bomba es una esfera de masa levada, frita y rellena. El nuevo local «Bomba» creado por la megaempresa Autogrill quiere construir una cadena con ofreciendo esta nueva interpretación de la comida callejera firmada por el reconocido chef Niko Romito. La reversión del popular pastel clásico presenta rellenos tradicionales -crema, mermelada, nutela- y una variedad de opciones sabrosas de food street para disfrutar todo el día.
El local insignia se abrió frente a la histórica Porta Garibaldi en Milán. Allí se cuece, en lo que fue un negocio de inmuebles, el nuevo hito gastronómico de Romito y Autogril, una empresa italiana entre las primeras en el mundo de la oferta masiva de alimentos. La sorpresa esencial es la calidad. Se ha trabajado sin grasas animales, sólo con aceite de oliva y manteca de cacao, para ser frito en aceite de semillas. Una pieza única a la que el sabor final se lo aportan los ingredientes del relleno. Se puede elegir entre una media docena de opciones saldas que incluyen pollo, carne y vegetarianas. Las dulces con nutela, crema y la gran estrella con helado. Se proponen los productos solos, o bien en combo, con agua, gaseosas o cerveza.
Un «bombamaníaco»
La pasión de Romito por este producto se remonta a la pastelería familiar de Rivisondoli, inaugurada por su padre Antonio en los años ’70. La bomba era la especialidad de Antonio, y era particularmente querida por los turistas de temporada que venían de Nápoles y sus alrededores para abarrotar las pistas de esquí de Roccaraso. Una receta familiar, entonces, que Romito ha aggiornado en los últimos años a través de la investigación de la masa, la levadura y la fritura. El resultado es tan delicioso como original, a la vez que increíblemente ligero.
El experimento «Bomba» no es nuevo: en el año 2014 en Nápoles, en un rincón dentro de un supermercado, Niko ofrecía las clásicas bombas de crema y sorprendía con rellenos de mozzarella de búfala y escarola. La idea fue buena, pero no duró mucho en ese sitio. En tanto el grupo Autogrill había registrado la buena propuesta y adquirió su marca y potencial.
El debut del plan conjunto se puede experimentar ahora en Milán y auspicia ser el primero de una serie, una escala internacional, si esta primera prueba resulta. Se pensó el negocio con proyección. Así existe un centro que cocina las bombas y está listo para dispersarlas allí donde sea necesario. El chef augura:»mi sueño es hacer de Bomba la protagonista de una nueva comida rápida italiana».