Entre azahares y durazneros
El aire de campo es una placentera constante en este entorno con molino, tranquera, caballos y frutales que dan aroma exquisito a ese aire. Las seis cabañas son amplias y suma-mente confortables. Están divididas en dos pisos, hechas 100% de troncos y con un balcón-deck donde escuchar los grillos por la noche o desayunar por las mañanas.
Respecto del desayuno, vale contar que llega en una bandeja nutrida de cosas ricas en la noche previa:entonces, cada huésped decidirá a qué hora levantarse, sin prisas y con el placer de tener el pan casero, el café y los dulces esperando por él. La decoración es romántica y las familias pueden instalarse a piaccere. Los más chiquitos tienen juegos y un parque inmenso para corretear, mientras que los grandes pueden descansar en reposeras bajo el sol, hacer un buen asado o darse un chapuzón en la piscina estrenada este año. En el lugar, también hay un lindísimo salón para eventos.