Polo Arg necesitaba un par de botas nuevas. Desde la bodega querían reinventarse, pero sin perder la estirpe.
El proyecto a cargo de la agencia Big Sur fue todo un desafío porque debieron aceptar ciertas formalidades, pero se permitieron comenzar a jugar para unir dos mundos: polo y vino. Sin dejar de lado a su público ecuestre, se buscó acercar la imagen de marca a la cotidianidad de otros consumidores. Así surgieron los personajes de los caballos y yeguas en un sinfín de situaciones diarias: leyendo, en la peluquería, en un baño relajante, cocinando, viendo una película o cortando el pasto.
La producción gráfica llevó varias semanas de desarrollo. Se definió una paleta de colores muy sutil de pasteles y dibujo tipo gravado punto a punto para que el caballo vista su nueva estampa, degustando una copa de este singular Malbec.