Cuando las historias vienen de familia, se nota. El fuego, en gastronomía, se ha puesto de moda. Aunque llevamos casi toda la historia de la humanidad viviendo en su compañía y que las cocinas han sido su reino desde que la primera pieza de alimento se transformó con su efecto, el mundo culinario acaba de descubrirlo como elemento distintivo para ponerlo delante de los ojos de los comensales.
Sin embargo, cuando ese fuego viene de casa y se arrastra por generaciones, el sueño de volverlo a la mesa para invitar al barrio. Algo de esto es lo que imaginó Guillermo Soler Powell, integrante de una familia ganadera que inició su trayecto con su bisabuelo en San Cristóbal, en el norte de Santa Fe.
Abrir un restaurante con platos de calidad que pudieran expresar el orgullo de sus carnes fue un sueño de la familia. En República de Fuego, ubicado en el barrio de Recoleta, dio vida a un restaurante en que se consume carne que tiene una trayectoria verificable en la forma de producción, con bienestar animal, buenas prácticas y excelente sanidad, sumada a la calidad de carne de la raza Hereford. Igual que en el campo, hay en equipo especializado.
El cuidado se percibe en los cortes magistrales de piezas tradicionales, pero que recrean una calidad difícilmente percibida antes. El asado de tira, el churrasquito de cerdo, el vacío del fino, el ojo de bife y la entraña son las figuras más destacadas del menú. Pero no te quedas en ello: el pan, las pastas, las salsas, por ejemplo, tienen una condición casera y segura que los clientes valoran.
La casa no está armada por que sí. Te cobija con cariño abriéndose a la vereda, pero dentro toma cuerpo el patio techado, con una sabia mezcla de tradición y modernidad, y un interior que desde las paredes se entibia con las imágenes del ardor que da nombre al restaurante.
El mediodía del domingo cobija a las familias, con niños que disfrutan la luz que trepa por las paredes sin molestar. Por la noche, la movida deja la barra abierta hasta las 2 de la mañana. La disposición del salón permite contar con tres espacios diferenciados que ponen climas diferentes.
En la cocina hay dos chefs reconocidos: Patricio Pescio y Catalina Rodríguez Triana.
Por favor no te vayas sin probar las peras a la parrilla, un hallazgo; y el flan con dulce de leche de búfala y crema. Sí, es un clásico, pero date la oportunidad de descubrirlo diferente.