Entre pastrón, guefilte fish y otros sabores tradicionales, este bodegón-cantina judía hipnotiza paladares con recetas inspiradas en la bobe de la familia, en una esquina del barrio de Villa Crespo o Villa Kreplaj, como se denomina a este polo gastronómico que resalta las raíces de una gran colectividad en la Ciudad.
Fundado hace 10 años por el chef Juan Pablo Gorbán, en la esquina de Juan Ramírez de Velazco y Acevedo, asoma este local que fusiona platos de la gastronomía ashkenazi y sefaradí, con el aditivo de modernidad propios de quien ha saboreado las cocinas de varias ciudades del mundo.
La bobe no es un mito. Se llama Dora, Dorita para el barrio. Una coqueta mujer de 94 años que todos los días va al local, charla con los empleados, visita a su nieto, reparte anécdotas con los comensales e inspira tanto por su comida como por su vitalidad.
El local es pequeño, intimista, de luces cálidas. El interior está decorado como si fuera el living de la bobe, con objetos de antaño y paredes pintadas de rosa. También tiene una ventana para el formato take away de todos los productos que allí elaboran.
Afuera cuenta con mesas con sillas tradicionales y otras con reposeras para veredear en noches cálidas estivales. Esas reposeras que se han viralizado por la crítica de una usuaria que lejos de hundir a EL CHIRI, provocaron el interés de más visitantes que comprobaron que saborear babaganoush o varenikes en reposeras no tenia nada de malo.
Los sabores en El Chiri
Gorbán viajó por el mundo, trabajó y se formó en distintas cocinas, vivió en España y de regreso a la Argentina se reencontró con sus raíces y apostó a la apertura de El Chiri.
Sin dudas, más allá de las historias de familia, aquí la comida es la reina. La clave es ir con hambre pues siempre se puede probar un poco más.
Un adelanto de los protagonistas del menú lo verán en el mismo logo del cartel exterior y en las luces de neón del salón: de un lado pastrón y del otro pescado, un ingrediente primordial de estas cocina. Por eso, la recomendación será no pasar por alto ninguno de ellos, mucho menos el guefilte fish (un exquisito pan, elaborado con mezcla de pescados y condimentos secretos).
Además, encontrarán varénickes, pollo con farfalej, distintos tipos de humus, boios de espinaca y de queso, kipe (croquetas de carne y trigo bien condimentadas con salsa de yogurth y menta), falafel, knishes de papa y de hongos, lajmayin (empanadas árabes de carne con especias y limón), latkes con puré de manzanas y crema agria; un sinfin de sabores y colores, espaciados; deliciosos.
Los postres no se quedan atrás: desde apple crumble, hasta un brownie con merengue, una sublime marquise hasta el arroz con leche frío servido con mucha azúcar quemada. También hay opciones para desayunar o merendar.
Todo respira aroma a familia y tradición, de esas que seguro abunda en cada cocina y en nuestra memoria emotiva. Hasta los mozos son protagonistas e invitan a sambulirse en los sabores de El Chiri con la inscripción de sus remeras: «ponele más jrein a tu vida«. Será cuestión de no dejar pasar la ocasión y sentarse en sus mesas a descubrir los secretos de esta cocina honesta.
El Chiri. La Cantina de la Bobe.
Juan Ramirez de Velasco 701, Villa Crespo, CABA.
Abierto todos los días de 09 am hasta medianoche
+info: El Chiri