Comer y Beber

MAKKÁ, un vino instintivo y natural

Bodega Alto Limay dio a luz una serie de vinos en donde el terruño habla por sí solo

Cuando la tierra habla y se expresa en su idioma original, el producto se convierte en la reflexión de ese suelo y logra su mayor expresión.

Así lo entendieron en Bodega Alto Limay , premisa que los guío a la presentación de Makká, su línea más instintiva. Es la naturaleza quien lleva adelante la creación de estas etiquetas y conduce los engranajes  para que cada proceso disponga de su propio tiempo.

 

 

 

Alto Limay es una bodega boutique oriunda de  San Rafael, Mendoza. Sus viñedos son regados por los ríos Atuel y Diamante. Un equipo de trabajo cuida cada detalle de la cadena productiva, desde la crianza de las viñas hasta la guarda de los vinos.

Por eso no es casual que hayan decidido dar a luz esta línea tan natural y expresiva de su lugar de origen. Allí la mano del hombre sólo se ajusta a cuidar la voluntad del suelo. Y es con la intención de que los viñedos puedan expresarse libremente para resaltar el terroir (el terruño), que conducen a la viña para que cada planta logre el ciclo de desarrollo natural. El resultado: vinos realmente auténticos.

«La línea Makká, de bodega Alto Limay, está basada en el verdadero concepto de crianza del vino. Hoy en el mercado la mayoría de los vinos que se consumen son jóvenes. A diferencia de ellos esta línea de vinos nace, justamente, con ese concepto: el concepto de crianza». Oscar Zalazar, winemaker de Bodega Alto Limay.

Las tres etiquetas que acompañan esta propuesta son:

MAKKÁ CABERNET SAUVIGNON: Sus uvas son provenientes de Cuadro Benegas (San Rafael, Mendoza). Tiene una prolongada maduración y una magnífica tipicidad varietal. Doce meses de crianza en barrica de roble francés y una guarda en botella de un poco más de dos años. En este gran Cabernet queda demostrado como el paso del tiempo y el buen cuidado -tanto en la vid como en la bodega- transforma la dureza de esta cepa en delicada y elegante.

MAKKÁ MALBEC – MALBEC: es el resultado de la selección de distintos cuadros de Malbec, donde cada corte tiene una crianza de entre diez y catorce meses en barrica francesa, para una posterior guarda en botella de más de dos años. El objetivo de este corte fue lograr un Malbec de gran esplendor resaltando la mejor arista de cada lote de Malbec de nuestras fincas.

MAKKÁ GRAN CORTE: con esta etiqueta dejamos volar libremente el arte y el deseo del enólogo. Especialmente diseñado con la conjunción de las variedades Bonarda, Cabernet Savignon, Tempranillo y Malbec. En su guarda se buscó hacer foco en la micro oxigenación más que en el aporte de madera (dependiendo de cada variedad el contacto fue de entre diez y dieciséis meses). Luego, su guarda en botella de más de dos años, logró un equilibrado bouquet digno de los grandes y encantadores vinos.

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