En el corazón de Santiago, Mandarin Oriental celebra un lujo diferente: el que nace del cuidado del planeta mientras se cuida al huésped. Este noviembre, en el marco de su quinto aniversario, el hotel capitalino transforma la sostenibilidad en experiencia sensorial, con iniciativas pioneras que marcan un precedente en la hotelería chilena. La sustentabilidad no es solo un compromiso, sino un principio que guía cada acción, desde la energía hasta la gastronomía, pasando por la eficiencia operativa y la innovación tecnológica.
A 290 metros cuadrados sobre la ciudad, se despliega su huerto sustentable en altura, único en Chile. Allí crecen albahaca, rúcula, hinojo, cebollín, pimientos, lechugas, tomates cherry, ciboulette, laurel, tomillo, lavanda, lemon grass y flores comestibles. Cada hoja y cada flor son orgánicas, cultivadas sin pesticidas ni fertilizantes artificiales, y viajan directamente del huerto a los platos de los restaurantes del hotel, llevando al comensal la frescura y la intensidad de sabores de un jardín urbano elevado. Entre los surcos, un invernadero de cristal y una zona apícola conviven en perfecta armonía: seis colmenas producen casi 40 kilos de miel al año, que se utiliza en desayunos, bollería y preparaciones culinarias, agregando un gesto dulce y natural a cada experiencia.
El huerto es también un laboratorio de eficiencia. Un sistema fotovoltaico de 21,6 kWp convierte la luz solar en 19,2 MWh al año, reduciendo la huella de carbono del hotel en 14,4 toneladas de CO2, equivalente a sembrar 800 árboles anualmente. La innovación se extiende a toda la operación: la incorporación de chillers polivalentes en la planta térmica permite optimizar los ciclos termodinámicos del aire acondicionado, generando un ahorro cercano al 60% en gas. Además, Winnow, un sistema de inteligencia artificial, mide el desperdicio de alimentos y permitió reducir de 119,45 a 78,09 gramos por comensal los residuos generados en cocina durante su primer año. Cada acción evidencia que la eficiencia y la excelencia pueden coexistir, y que la sostenibilidad no sacrifica la calidad ni el lujo.
El compromiso del Mandarin Oriental, Santiago se refleja en cifras concretas. Durante 2025, el consumo promedio de agua por habitación ocupada descendió de 4,7 a 1,37 metros cúbicos; la basura generada disminuyó de 9,6 a 6,6 kilos, de los cuales un 25% se recicla; la electricidad bajó de 287 a 97,7 kWh; las emisiones de CO2e pasaron de 158,8 a 43,98 kg por habitación; y el consumo de gas natural se redujo de 155,5 a 61,13 kWh por habitación ocupada. Cada número representa un compromiso tangible con la sustentabilidad, y a la vez transforma la experiencia del huésped en un gesto consciente de lujo.
Recorrer el huerto en altura es un viaje sensorial: sentir el aroma del tomillo y la lavanda, la frescura de la rúcula, el brillo de los tomates cherry y el zumbido de las abejas recolectando néctar. Es experimentar el lujo que se ve, se huele, se toca y se prueba. Cada plato, cada bebida y cada detalle en el hotel lleva consigo la historia de cuidado y responsabilidad que sostiene al Mandarin Oriental, Santiago y a la ciudad que lo rodea.
Más allá de cifras y procesos, este proyecto es un símbolo: la hospitalidad de lujo del siglo XXI no solo se mide en diseño, confort o servicio, sino en la capacidad de generar un impacto positivo. La sostenibilidad aquí no es un accesorio, sino un principio que atraviesa todas las áreas del hotel: desde la terraza hasta la mesa, desde la energía solar hasta la miel que endulza cada experiencia.
En su quinto aniversario, Mandarin Oriental, Santiago celebra no solo los años, sino el camino recorrido y la filosofía que lo guía: combinar innovación tecnológica, eficiencia operativa y gastronomía de excelencia con respeto por el medio ambiente. Cada hoja cultivada, cada kilovatio ahorrado, cada colmena que produce miel y cada medida de reducción de residuos son manifestaciones de un lujo consciente, sensorial y responsable.
El lujo que florece en las alturas de Santiago es, ante todo, un lujo que piensa en el futuro. Mandarin Oriental demuestra que la hotelería de alta gama puede ser inteligente, deliciosa y sustentable, ofreciendo a sus huéspedes experiencias memorables sin dejar huella negativa en el planeta. Aquí, cada detalle habla de cuidado, cada sabor recuerda que la naturaleza puede convivir con la sofisticación, y cada acción evidencia que el lujo verdadero del siglo XXI es responsable, sensorial y profundamente elegante.
Texto: Flavia Tomaello.




