Hace unos años, de vacaciones por tierras de Málaga (España), al verano europeo había que enfrentarlo con ropa ligera y bebidas frescas, tal como ocurre en estos tiempos.
Así fue como alguien, en un acto de generosa hospitalidad, de esos que se agradecen eternamente, puso frente a nuestro paladar una botella cuya etiqueta anunciaba «Tinto de verano»: un vino tinto ligero, fresco, para beber con hielo; casi un acto hereje para los eruditos enológicos.
Esa suerte de refresco hecha a base de un vino tinto, se volvió tendencia y gana terreno, sobre todo entre, el joven público consumidor.
Con soda, por favor
Cuenta la leyenda que el «tinto de verano» nació en Córdoba (Sevilla, España), más precisamente en un popular restaurante de los años 20´llamado «Venta de Vargas«.
Quien ha pasado por Sevilla en temporada estival, sabrá que ni los pájaros tienen ganas de cantar con el tremendo calor. Fue así que una noche, el dueño del lugar para amenizar el sudor de sus clientes, comenzó a mezclar el vino tinto con soda y a repartirlo entre las mesas para alegría de todos los presentes. El gesto se convirtió en costumbre y también en leyenda.
Las mejores cepas y consejos
Los tintos de verano se sirven solos, en un vaso lleno por la mitad. También se los pude combinar como a un trago. Los mejores son aquellos de textura ligera, a la vista de color rojo claro, aromáticos y refrescantes.
Si de cepas hablamos, sobresalen garnacha (un tipo de uva característico de España y Francia), pinot noir, criolla (muchos enólogos están rescatando este tipo de uva), y hasta un malbec no muy estructurado.
TINTO DE VERANO . En un vaso, agregar hielo, una parte de vino, dos partes de gaseosa de limón y una rodaja de naranja. Etiquetas sugerida: Cadus Signature Series Criolla. Ruca Malen Malbec.