Es difícil de explicar con palabras qué es esta estructura ovalada, similar a un panal de abejas, y de color ocre espejado, realizada por Thomas Heatherwick. Podría decirse que se ubica entre edificio, obra de arte y monumento.
Al acercarse a la única entrada de esta estructura, un cartel de un metro de altura da la bienvenida a “las escaleras de nueva york”. Una vez traspasado el ingreso, el color gris predominante y el ocre, junto a sus interminables escaleras y balcones, nos generan una sensación de estar sumergidos en un gran buque.
A pocos metros de la entrada, se encuentra el primer sitio preferido de los visitantes: un punto luminoso, azul y céntrico desde el cual la mayoría se toman selfies, ya que la apertura cenital del Vessel permite obtener la mejor vista de los edificios externos.
Es ahí, desde donde se visualizan los cuatro caminos predeterminados de escaleras por los cuales los asistentes tienen la posibilidad de elegir cómo comenzar su ascenso. Esta libertad preseteada (similar a un juego de “elige tu propia aventura”) se le presenta al visitante en cada uno de los ocho pisos de este edificio, en donde puede decidir cuánto visitar de cada piso, qué escalera subir y cuántas fotos sacarse o tomar.
Los concurrentes con movilidad reducida o quienes no quieran subir tantas escaleras, pueden hacerlo con un ascensor que llega hasta el último piso.
Al llegar a la cima (octavo piso), la ausencia de una vista exterior panorámica de la estructura hace que los visitantes opten por la mirada hacia el interior de la misma, teniendo la posibilidad de visualizar el propio recorrido.
El descenso cuenta con las mismas opciones que el ascenso. Algunos elijen hacerlo por el camino conocido. Otros no. Eso, depende de cada uno.
+info:
Entrada gratuita con reserva previa en www.hudsonyardsnewyork.com