Irene se luce de la mano del chef Fulvio Pierangelini es uno de los bistrós más lujosos de Florencia.
No hay palacio sin buena cocina. ¡Y menos aún en Italia! Allí, donde sea que el paseo se dé, el paladar es un sentido fundamental para completar la apreciación del entorno.
El Hotel Savoy está construido en el sitio donde antiguamente se encontraban el Mercato Vecchio y la iglesia de San Tommaso. El trabajo en la propiedad comenzó en 1893 y, una vez completado, fue elogiado por sus toques modernos y lujosos, que incluyen calefacción central, ascensor e incluso luces eléctricas.
La impresionante colección de obras de arte incluye pinturas significativas del artista italiano Luca Pignatelli. El visitante se encuentra con sus llamativas estatuas, representaciones de cabezas, en el vestíbulo. Pero la familia Rocco Forte, con alta tradición hotelera de estilo y lujo, guarda un secreto imperdible puertas adentro.
En Irene, su restaurante, el menú de Fulvio está completamente inspirado en los mejores productos locales y de temporada y los clásicos de la Toscana, así como en la esencia de la mujer que le otorga su nombre: la joven, la madre, la esposa y la abuela. Se encuentran allí una versión más femenina e irreverente de las recetas del pasado. Porque a Irene así le gusta: reinventarse, rejuvenecerse, partiendo del pasado y proyectándose en la vanguardia de la cocina local. El restaurante se llama así en homenaje a la esposa de Charles Forte, padre de Rocco Forte y Olga Polizzi, artífices de los hoteles que son sinónimo de sofisticación y buen gusto en Europa.
Todo plato necesita equipo
El chef Giovanni Cosmai y Fulvio Pierangelini diseñaron personalmente cada detalle de la carta. Este último, es el director del área gastronómica del Savoy. Es conocido por su restaurante con dos estrellas Michelin «Gambero Rosso» en San Vincenzo, Fulvio Pierangelini ha trabajado con nuestro jefe de cocina Giovanni Cosmai y los mejores proveedores locales de Florencia para crear un menú basado en los clásicos toscanos.
Se considera un profesional intuitivo y autodidacta, que funda su cocina en las emociones y las buenas materias primas.
El chef principal, Giovanni Cosmai, tiene experiencia en algunas de las cocinas más importantes de todo el mundo. Ahora, feliz de estar en Florencia, elige los ingredientes más frescos y más fragantes de los agricultores y proveedores locales todas las mañanas. Prepara estos productos con cuidado y respeto para ofrecer lo mejor a los invitados de Irene todos los días.
El bar ofrece cócteles clásicos presentados de manera simple y elegante. Los vinos por copa se vierten de recipentes de estilo retro y el champán se sirve en cupés originales de los años 50. Los cócteles exclusivos de Irene están inspirados en un viaje por Italia: sus sabores, ingredientes y diseño están influenciados por ciudades y lugares importantes de Italia. Irene es un lugar ideal para tomar una copa, un tentempié por la tarde, un aperitivo antes de la cena o incluso un aperitivo nocturno.
El menú expresa lujos locales producidos por «vecinos» de la «gran Florencia». Así la entrada sugiere Tartare de ternera ecológica criado por el Sr. Borgioli, la lasaña con ragú de Chianina o la ensalada salvaje proveniente de la huerta del jardín. El plato fuerte reserva Filete de ternera orgánica «Mugello» a la parrilla en piedra de sal del Himalaya o el muy moderno Sandwich de langosta, papas fritas y hojas de ensalada. En tanto, para la hora del postre, esperan el clásico italiano: tiramisú, o bien una seña local: Raviolo crujiente con helado de durazno y especias.
Vivir de experiencias
En Florencia los sentidos explotan, de modo que encontrar experiencias culinarias es una de las claves. Las del Savoy son exclusivas y se cuecen entre una impresionante colección de obras de arte que incluye pinturas significativas del artista italiano Luca Pignatelli.
Una de las propuestas es Irene Wine Journey. En ella se pueden descubrir los secretos de los viñedos de la Toscana y qué hay detrás de los grandes vinos italianos en una clase magistral privada con el somelier de las estrellas Filippo Bartolotta o un especialista en la Escuela del Vino MaMaFlorence. Probar los mejores vinos de la región en este íntimo e intrigante viaje de dos horas, justo en el corazón de Florencia, en el restaurante Irene del Hotel Savoy es un recuerdo de esos que se conserva en el paladar y en la memoria. Perfecto para entusiastas del vino y novatos por igual.
Si alguien se preguntara alguna vez por qué ciertos vinos atraen más que otros, otra alternativa se cuece en Irene. En ella se puede descubrir el arquetipo del vino personal, aquél que cuaja mejor con el propio paladar en un paseo enológico por Florencia con un especialista en vinos. Aprender sobre la historia y evolución de las bodegas italianas y cómo se ajustan a cada personalidad. En el encuentro se descubre por qué ciertos vinos parecen expresar las emociones e imaginación. Al mismo tiempo, se culmina el encuentro con un detalle digno para incorporar a los datos del viaje: los datos de los mejores bares de vinos y tiendas de la ciudad, recibiendo el asesoramiento experto guía mientras se compra. Los tours se llevan a cabo en inglés de lunes a sábados.
La última posibilidad llega de la mano de «Habla MaMa». Digna propuesta para los locos por el aceite de oliva virgen extra o para quienes no se pueden resistir al vinagre balsámico de Modena. El obsesionado con ingredientes regionales italianos difíciles de encontrar hallará aquí un camino inspirador y pleno de descubrimientos. Alimentar la pasión con Kitchen Talks en la escuela de cocina MaMa Florence es un valor agregado que transforma las vacaciones en experiencias. Sentarse en la cocina MaMa para pasar la tarde charlando y cocinando con uno de sus chefs en un taller privado. Oler, tocar, probar y aprender más sobre las comidas italianas favoritas. Para terminar, un lujo inolvidable: crear el propio plato de autor junto con el Chef, con receta coautoreada que se envía al participante finalizada la propuesta.
Irene tiene nombre de cocinera real, y en su cocina los platos se viven cada día, desde la preparación a la degustación, hincando el diente en el corazón de Florencia y sintiendo a pleno el palpitar de todos sus sabores.