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En la cresta de St. Moritz

Un sitio de ensueño geográficamente, mágico por su tradición, que ha transformado el deporte de invierno en un clásico. Es aquí donde el Kulm Hotel adquiere el protagonismo necesario; un espacio exclusivo y legendario.

Un sitio de ensueño geográficamente, mágico por su tradición, que ha transformado el deporte de invierno en un clásico. Es aquí donde el Kulm Hotel adquiere el protagonismo necesario; un espacio exclusivo y legendario.

Una vista impagable del invierno en St. Moritz.

 

 

 

El 1855 Johannes Badrutt y su esposa María adquirieron por primera vez un sitio para alojamiento. Dos años más tarde compraron la pensión Faller con 12 habitaciones que más tarde se convertiría en el Kulm Hotel St. Moritz, el primer alojamiento alpino y cuna del turismo invernal.

Para el fin de la década el hotel se amplió llegando a los dos pisos. Almenas y torres se agregaron para darle un aspecto de castillo.

Situado en el valle suizo de la Engadina, Saint Moritz forma parte de una comuna del cantón de los Grisones muy cercana a las cumbres más altas de los Alpes orientales, a orillas del río Eno. Es sinónimo de estirpe y elegancia entre la clase alta europea.

La famosa apuesta Badrutt tuvo lugar en 1864: convocó a sus invitados habituales de verano de Inglaterra a disfrutar del invierno en St. Moritz. La propuesta aseguraba que si no les gustaba se les reembolsaría el costo de su estadía. Llegaron para la Navidad y se quedaron hasta Pascua; regresaron a casa felices, bronceados y llenos de salud. Así fue como nació el turismo de invierno en la localidad.

La primera luz eléctrica de Suiza se encendió en el Gran Restaurante del Hotel Kulm en 1879. Badrutt y su hijo visitaron la Exposición Mundial de 1878 en París, donde se introdujeron las luces de arco e inmediatamente después de su regreso instalaron una planta de energía hidráulica alimentada para encender las luminarias el día de Navidad.

El St. Moritz Curling Club nació en los espacios del Hotel Kulm en 1883. Un año después llegaría la pista única de un deporte exclusivo: el mítico Cresta Run, Años más tarde, la estructura se completaría con el Tobogganing Club, una pista de hielo natural construida a partir de cero cada año con nieve que luego se congela.  Una tradición que se renueva desde el invierno de 1885, año en que se construyó la primera Cresta Run, la pista de hielo emblema en el mundo.

Vanguardia sin parar

Habiendo sido pioneros en la instalación eléctrica, las temporadas de invierno, la recepción hotelera y los deportes no tradicionales de invierno, seguiría el 1889 en tendido de la primera red telefónica pública de Suiza. La misma comenzó a operar en el Hotel Kulm con 24 conexiones locales.

La compañía Badrutt & Cie fue formada por su hijo Peter Robert Badrutt, después de la muerte de Johannes Badrutt en 1889 y en 1905 fue renombrada como AG Grand Hotels Engadiner Kulm.

Con espíritu inextinguible de romper barreras en 1896 se inauguró el campo de golf Kulm Executive, de 9 hoyos, siendo hasta hoy el fairway más alto de los Alpes.

El Olympic Bob Run fue construido e inaugurado en enero de 1904, una pista de hielo natural, sede de las Copas Mundiales y los deportes olímpicos hasta la fecha. Ocho años más tarde se sumaría a la estructura el ala este, conocida como Neukulm.

Todo estaba dado para dar el gran paso: en 1928 se inauguraron los Primeros Juegos Olímpicos de invierno en St. Moritz. La ceremonia de apertura, así como los torneos de patinaje artístico y hockey sobre hielo tuvieron lugar en el Parque Kulm.

Diversas interrupciones tuvieron lugar en medio de las zozobras de la Segunda Guerra Mundial y para 1956 el renacimiento comenzó de la mano de Albert Ernst-von-Pfyffer, quien compró el Hotel Kulm y Fred Herrling se hizo cargo de la gestión del hotel hasta 1972, sucedido por Heinz Hunkeler. Durante su dirección, la piscina cubierta Kulm fue construida en 1971, igual que la Chesa Al Parc con el área deportiva incluyendo 3 canchas de tenis, así como la pista de patinaje sobre hielo natural en invierno, y la Residencia I, que consta de 13 apartamentos de lujo, salas de conferencias y el estacionamiento cubierto fue presentado.

En 1993 se encara una reforma completa de la entrada y el lobby del hotel, incluyendo en la decoración obras de arte bajo la técnica de trompe l’oleil del artista Renzo Mongiardino. Cinco años más tarde llegaron la ampliación de la pileta y la adición de saunas, baños de vapor, gruta, jacuzzi, gimnasio y salas de tratamiento.

Al inicio del nuevo siglo Dominique Nicolas Godat se hizo cargo de la gestión del Hotel Kulm. Bajo su liderazgo, el Kulm Residence II, con 21 pisos de lujo, se construyó e inauguró en 2003. Un año más tarde, el legendario bar Sunny se conceptualizó y se renovó. Además, hasta 2005 se reformaron 26 habitaciones de acuerdo con la arquitectura local de Engadine. En 2009, la cocina principal Kulm fue completamente renovada; se instalaron ventanas y ascensores nuevos y se rediseñó el restaurante gourmet. En 2012, el spa Kulm fue completamente remodelado, se extendió a 2000 m2. y recibió el nuevo concepto «relajante, desintoxicante y regenerador».

En esta década Heinz E. Hunkeler, hijo de Heinz Hunkeler y su esposa Jenny Hunkeler se hicieron cargo de la gestión. Juntos, iniciaron la remodelación completa del Neukulm con 26 habitaciones y suites en cooperación con el arquitecto estrella Pierre-Yves Rochon en 2015.

Poner el pecho

Imaginá que vas a toda velocidad por la pista de hielo. A unos 140 km por hora. Tu nariz apenas justo arriba del hielo. Desde la temporada de invierno de 1884, los participantes emocionados han sentido la gran oleada de adrenalina en el legendario Cresta Run. Para cualquiera que lo intente, las carreras de cresta pronto se convierten en una adicción. La aventura, teñida de peligro, es lo que hace que correr en un rápido boleto de esqueleto sea tan atractivo para los entusiastas.

Este deporte se trata de una especie de «culipatín» pero con el refinamiento que St. Moritz merece: se realiza sobre un trineo de carreras en el que el jugador se recuesta boca abajo. Es una práctica deportiva típica del este de Suiza.

Se reúnen en sus gradas cada año la crema y nata de la alcurnia europea, junto a dinastías provenientes de todo el mundo. Es allí donde se puede escuchar a la Princesa Carolina de Mónaco, acodada en la barra del bar, decirte «yo aquí soy sólo Carolina».