Otoño en el fin del mundo

El cartel de Bahía Lapataia en Ushuaia debe ser el más codiciado por todos los turistas que llegan hasta esta parte del mundo. Allí, donde culmina la Ruta Nacional Nro 3, recibe en silencio a quienes se acercan para inmortalizar con un click su paso por el Fin del Mundo; o por los pies del Planeta, como preferimos decir.

Un viaje en un tren histórico, una guía especializada, una caminata inmersa en una postal de cuento otoñal, ropa cómoda y una cámara es todo lo que se necesita para adentrarse en las más de 65 mil hectáreas que forman parte del Parque Nacional Tierra del Fuego, a 14 kilómetros de la ciudad de Ushuaia.

Si bien se puede recorrer por cuenta propia, la recomendación es contratar un operador autorizado para no perder detalles ni del recorrido ni de la historia de este destino al que el otoño le calza con un traje reluciente.

El comienzo del fin

Viajar en el tren del fin del mundo y recorrer ese Parque inmenso es una de las actividades que no pueden dejar de planearse en la visita a Ushuaia.

Una ciudad que emergió y funcionó en otros tiempos a costa de un presidio. El traslado de esos presos para sus jornadas diarias de trabajo se realizaba en ese tren, a pesar de la hostilidad de su clima. Para la década del 90′ el tren empezó a funcionar con fines turísticos, donde comienza la aventura de este recorrido.

Serán 7 kilómetros de recorrido, desde la Estación del Tren del Fin del Mundo, trayecto que emula la traza original que trasladaba a los presidiarios para juntar leña.

Durante una hora, el paseo transcurre por un escenario en el que bosques, ríos, turbales (humedales que contienen materia orgánica muerta derivada de plantas que se han adaptado a habitar en condiciones de abundante agua y escaso oxígeno y nutrientes) y las ruinas de un asentamiento Yamana, se convierten en protagonistas de nuestra retina.

Una parada intermedia en La Macarena permite a los viajeros una corta caminata y apreciar aún más el paisaje. Luego, la estación Parque Nacional marcará el final del recorrido férreo.

Allí nuevamente será nuestra guía y transporte quienes conduzcan por esos caminos naturales, compartiendo datos del lugar y de las especies que forman parte del paisaje.

La visita dentro del Parque

El primer punto de visita: Ensenada Zaratiegui, con su Isla redonda. Lo peculiar de este lugar es que allí funciona la última casilla postal del Correo Argentino. Y es el punto donde los visitantes suelen sellar su pasaporte, enviar correspondencia o postales a cualquier lugar del planeta, con el sello del «Fin del Mundo».

Algo para destacar es que en INFO DE USHUAIA priorizan los paseos naturales a las otras que quizás congregan a mayor número de personas o le resten minutos al poder disfrutar del silencio y los paisajes que ofrece la geografía del lugar.

Por eso, la llegada a ese punto fetiche se suele hacer en un recorrido de a pie, atravesando un sendero de pasarelas y monte abierto, que culmina en el famoso cartel indicador del final de la Ruta Nacional número 3. Un espacio que simboliza la unión de Ushuaia y Alaska, los dos extremos del continente Americano.

Laguna Verde y Lago Roca (originalmente en lengua Yámana recibía el nombre de Acigami), serán los otros puntos que forman parte del recorrido dentro del Parque Nacional. En ellos se dibuja la típica postal de la sagrada trinidad patagónica: lago, bosque y montaña.

El paseo culmina al mediodía, en el centro de la ciudad, con el tiempo suficiente para almorzar algo de camino y aprovechar el día al máximo, si el sol acompaña durante la estadía.

Disfrutar del otoño en este destino es una experiencia sublime en muchos sentidos. Es la única ciudad del país a la que se llega atravesando una parte de la Cordillera de los Andes. Más cerca de la Base Esperanza en la Antártida y a los pies del Universo.