Por Flavia Tomaello
Se enclava en el destino costero, en el centro del encantador vecindario Pocitos. Rodeado de árboles, frente a la plaza Tomás Gomensoro y a tan solo unos pasos de la Rambla interminable, para ser caminada de punta a punta.
Acá cerca, con la mezcla perfecta de la playa avant gard del Lido de Venecia y la modernidad de la Cap Ferrat. Con la historia de Marbella y la intelectualidad de Nueva York. Esa es la simbiosis que descubrió Hilton al inaugurar Soro bajo su sello Curio Collection.
Respita algo de bohemia. Mucho de calma. Algo de low travel. Mucho de playa. Algo de calles arboladas. Mucho de caminata. Algo retro. Mucho de vanguardia. Como un aire clásico con la inteligencia del futuro. Como buscar una residencia cómoda, personal y detallista en una ciudad que tiene todo lo que deseas cuando pensas en irte de paseo.
El refugio al que volver en un apacible ambiente con moderno diseño que refleja la combinación única de encanto histórico clásico de Montevideo y el urbano vanguardista al que mira. A pasos de Villa Biarritz y de Punta Carretas, con el World Trade Center cerca del barrio, con la playa recostada a sus pies.
Una pieza que se suma a su propuesta de hoteles exclusivos, cuidadosamente seleccionados por su carácter distintivo inimitable, cada uno gratificante para las personas curiosas.
Soro es parte de la estructura de Montevideo: verdaderamente representante de su localidad, personifica el espíritu de hogar. Es el lugar perfecto para elegirlo pensando en estar en casa lejos de la propia pero abasteciendo la necesidad de curiosidad del viajero.
Una inversión de U$S 9 millones dio vida a las 40 habitaciones repletas de espacios, distribuidas en 14 niveles, con gimnasio, terraza panorámica y Tomás, su restaurante estrella y business center.
Curio Collection es la alfombra sobre la que vuela el lujo amigable de Hilton, para el visitante leasure, que puede desembarcar por negocio, pero que no quiere dejar de lado su matiz curioso para disfrutar de las ciudades que visita.
Un concepto ideal para quien no quiere ir a un sitio multitudinario, sino que se deja seducir por la idea de contar con un lugar personal, tranquilo, con identidad y elegancia.
Soro es una idea seductora que juega entre las curvas vertiginosas de Pocitos y sus playas. Montevideo se sofisticó. Es una gran ciudad de a pie. Lleva un ritmo propio. Crece a cadencia lenta. Baja el reloj biológico y deja que el disfrute entre, despacito. Con la armonía de Soro de la mano.