Hasta ahora, parecían existir sólo dos opciones. La primera, ir a un hotel cinco estrellas y tener la sensación de estar en un espacio frío, despersonalizado, totalmente ajeno a la naturaleza y a la aventura. La segunda, realizar un camping y, dentro de la carpa, pensar que a determinada altura de la vida un poco de confort no viene nada mal. El glamping es una tendencia emergente que viene a combinar lo mejor de ambos mundos: establecimientos con facilidades y comodidades de un hotel de buen nivel, pero en ámbitos aptos y con ambientaciones similares a los de la vida campestre.
Los glamping (cuyo nombre mezcla “glamour” y “camping”) parten de premisas básicas como el cuidado del medio ambiente, el uso eficiente de la energía y el agua, el control de la basura de sus huéspedes y arquitecturas respetuosas del entorno. Son instalaciones prácticamente camufladas para no alterar el paisaje: el impacto sobre la naturaleza debe ser ínfimo. El modelo de alojamiento clásico en este tipo de lugares es el domo: una suerte de carpa amplia, con camas confortables y otras comodidades. Además, como suelen ubicarse en paraísos naturales (bosques, zonas de playa, montañas), complementan la propuesta “hotelera” con actividades que aprovechan las características del lugar: deportes de aventura, kayak, escalamiento, pesca con mosca, trekking.
¿Cualquier emprendimiento hotelero ubicado en un sitio alejado de los centros urbanos puede considerarse “glamping”? Si bien el concepto se está poniendo de moda y son muchísimos los lugares que usan ese nombre, lo cierto es que para considerarse como tal deben cumplir ciertas condiciones fundamentales como cuidado del medio ambiente, alternativa natural para los huéspedes y compromiso con el sitio donde está radicado. En el caso de El Aura Lodge, están ubicados en el Parque Nacional Los Alerces, un área protegida de la provincia de Chubut. Allí se instalaron domos con los que buscan establecer un diseño que se funda con el bosque virgen que lo circunda.
El viajero que se instala por la noche en su domo y mira el cielo comprende que en ningún hotel tendrá tantas estrellas a su disposición.