El pasado año, como ningún otro, permitieron desarrollar proyectos de valor, como el glamping, una tendencia emergente que combina lo mejor de ambos mundos: establecimientos con facilidades y comodidades de un hotel de buen nivel pero en ámbitos aptos y con ambientaciones similares a los de la vida campestre.
Ya su nombre es toda una revelación: glamping combina el glamour en sus primeras cuatro letras con el camping en las cuatro finales. Todo esto, sin dejar de pensar en aire libre, cierto espacio personal reservado y aislado, dos variables indispensables épocas de pandemia.
Las propiedades a menudo son alojamientos de lujo aislados que se encuentran en el corazón de la naturaleza, lejos de las ciudades abarrotadas. Una nueva forma de viajar que permite libertad, seguridad y aventura.
Convengamos que siempre hubo una suerte de dos mundos imposibles de conciliar. En el primero, los hoteles de alta categoría, donde el huésped, en especial si se trata de una persona experimentada, curiosa y con ganas de experiencias nuevas, puede llegar a sufrir la sensación de estar en un espacio frío, despersonalizado, totalmente ajeno a la naturaleza y a la aventura.
En el segundo universo, el camping, donde el aventurero, una vez dentro de su carpa (y, de nuevo, si se trata de un viajero experimentado y, en especial, con una serie de años vividos más allá de la adolescencia), puede pensar que en un determinado momento de la vida no viene nada mal un poco de confort.
Acampar significa muchas cosas. Para algunos es una tienda de campaña al aire libre; para otros es una pequeña casita cerca de un viñedo en el Valle de Napa. Solos, al aire libre, con el cielo como techo: glamping, la tendencia que vence a la pandemia y que está llenando el vacío de los viajes.
Esta nueva forma de darle glamour y confort a los viajes tiene su encanto bajo estrellas, en medio del silencio, con domos, tiendas de campaña o motorhomes que permitan pernoctar sin impacto ambiental. Una modalidad que sólo tuvo que ajustarse a las regulaciones y restricciones cambiantes el año pasado.
Las reservas de alojamientos muy apartados aumentaron un 91% en comparación con 2019. Si de meterse en esta tendencia se trata LLanos Ecolodge es el único glamping en Ushuaia con una condición asombrosa: abren para la temporada de invierno donde generalmente este tipo de emprendimientos cierran.
Se encuentran en una zona de valle, los domos ofrecen unas vistas increíbles a las montañas y en invierno se pueden apreciar los cielos completamente estrellados. Ofrecen, durante la estadía, desayuno, cena, equipos de esquí de fondo y raquetas para la nieve.
Están ubicados en ruta 3 km., 30033 en el centro invernal Llanos del Castor, donde además se pueden realizar otras actividades como trineos con perros y salidas en motos de nieve.
Esa magia que es reconocida internacionalmente, tiene una escenografía maravillosa y el glamping es un modo perfecto para convertirse en protagonista principal de la escena. Una combinación lista para pedir a gritos una taza de chocolate caliente.