El pasajero que la tiene en su habitación, en general dentro de uno de los armarios, está tranquilo: sabe que puede pasear sin ataduras, porque sus documentos, su dinero y sus pasajes de vuelta están a salvo, dentro de la caja fuerte.
Sin embargo, hay cosas en las que no se piensa hasta que suceden. Hoy por hoy, la mayoría de los hoteles poseen esas cajas con botoncitos en la parte frontal
gracias a los cuales uno puede elegir una clave de los dígitos que sean necesarios. Independientemente de los que ponen 4 dígitos que coinciden con la fecha de cumpleaños que acaba de anotar en el registro de la planta baja, parece un mecanismo muy seguro. Hasta que falla, claro.
Las máquinas no son infalibles. Suponga que un día su caja fuerte se raya (de locura, no de rayadura) y no le deja abrir la puerta aunque usted coloque el código correcto. O digamos que le sobrevino uno de esos alzhéimeres incontenibles y no tiene ni la menor idea de cuáles son esos cuatro malditos números que metió allí para salvaguardar sus bienes personales.
¿Cree que perdió el contenido de la caja para siempre? ¿Estima que el hotel llamará a personal especializado en explosivos para destruirla? ¿Considera necesario que un hacker de renombre internacional llegue hasta allí para violar su clave inviolable? Cualquier “sí” será incorrecto. En caso de que la caja falle, habrá algún empleado del hotel que llegará hasta la habitación y la abrirá en dos segundos. Esto lo viví tanto en un hotel mediano de Mendoza como en uno imponente de Zagreb. Es un mecanismo que no conoce de clases sociales ni de tipo de habitación: llega el miembro del staff, retira una pestañita que está encima del tecladito con el que se ponen los números, le inserta una especie de llave en el centro y voilà, la puerta se abrirá, mansa.
Desde ese preciso momento, usted ya no podrá volver a pasear tranquilo sabiendo que su dinero, sus documentos y sus pasajes para regresar a casa están allí, porque la sensación de tranquilidad que esa caja fuerte le transmitía se habrá desvanecido para siempre.