Alejado del monótono «pollo o pasta» la propuesta gastronómica de categoría premium de Aerolíneas no tiene nada que envidiarle a una carta de autor, aunque estemos a 30 mil pies y se cocine en hornos eléctricos.
No son sólo las limitaciones operativas que tienen hasta las más modernas aeronaves, las que logran casi siempre malograr cualquier plato. Toda la experiencia gustativa es diferente volando: existe una degradación de sabores del 30%, hay adormecimiento en la boca e incluso los 90 decibeles casi constantes de los motores afectan nuestra percepción y todo parece más dulce.
Aerolíneas Argentinas es la única línea aérea que se animó a contratar a una misma persona para comandar un Airbus330 y diseñar el menú de abordo. Emanuel Zarlenga es piloto desde los 16 años y también un reconocido chef que trabajó en hoteles de lujo de todo el mundo.
El menú Blue Door es resultado de un trabajo de investigación (y de muchas millas y degustaciones) que comenzó en 2017. Y es fantástico, porque combina arriesgadamente sabores de las distintas cocinas locales donde vuela Aerolineas: de las entradas nos encantó el esponjoso de café con salmón.
Son muchos los trucos que Zarlenga ideó para engañar a nuestros sentidos y lograr que finalmente encontremos el placer de comer atravesando los cielos.