En medio de la vorágine de descubrimiento que la encantadora ciudad propone, existen detalles que no siempre se consideran en el recorrido del viajero. Un ingreso con encanto, como tantos otros en la pequeña urbe, no advierte sobre el descubriminto que esper más allá.
El patio, heredero de la tradición romana y árabe, tiene en Viana su más amplia representación histórica: desde el patio de vecinos de origen medieval, ejemplo de arquitectura popular, a los patios renacentistas como símbolos de poderío y linaje.
Palacios hay muchos, pero ninguno como Viana en Córdoba. Porque en Viana, tras las sobrias paredes blancas, apenas salpicadas de espacios abiertos que dejan adivinar el interior, se concreta, como en ningún otro edificio de Córdoba y Andalucía, la delicia de los patios, esos espacios hechos de aire en los que la arquitectura se pone al servicio del jardín; donde se rinde un homenaje a las plantas, a las flores, a la luz y el agua. Aquí el arte sale del marco o el pedestal para materializarse en la experiencia sencilla y asequible de oler, ver y sentir lo vivo.
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La historia en flor
Cinco siglos han pisado estos patios, que siempre han sido los protagonistas de este edificio de Córdoba. Un solar que ha ido creciendo de forma casi orgánica, fruto de ampliaciones y reformas a través del tiempo. Una casa viva habitada hasta finales del siglo XX por familias nobles y, sin embargo, de gran sabor popular.
El patio del recibo es desde finales del siglo XVI, entrada principal. El patio, de planta trapezoidal, está rodeado de galerías porticadas soportadas por columnas toscanas, dónde falta la columna del ángulo de la portada, que permitía el acceso de los carruajes al interior del Palacio. Como su propio nombre indica, es un patio de recepción de los visitantes, auténtica antesala de lo que el palacio atesora.
El patio de los gatos tiene la particularidad de ser el patio de vecinos documentado más antiguo de Córdoba, ya que las casas comunales que lo forman, conocidas en el siglo XV como Casas de la Puentezuela de Tres Caños, fueron adquiridas por los propietarios del palacio en el siglo XVI, y mantenidas como viviendas de alquiler hasta mediados del siglo XVIII.
El de los naranjos rememora la tradición musulmana del jardín-huerto árabe. El jardín era para los musulmanes un espacio privado, dónde el agua y las plantas eran utilizados como los principales elementos decorativos. A esta función se le añadió un aprovechamiento agrícola como muestran los cítricos que pueblan el patio.
En tanto, el de las rejas, junto con el patio de la Cancela, el único que mira al exterior de los que hay en Viana, éste en concreto a través de sus tres ventanales que cierra sus vanos con rejas de forja que darán nombre a la calle a la que se asoman, Rejas de Don Gome, nombre del propietario del Palacio en aquella época.
El patio de la madama, de corte cálido e intimista, debe su nombre a la náyade de la fuente, que en la mitología griega eran las ninfas del agua dulce. La fuente, en la que crecen las calas, está rodeada de un círculo de cipreses recortados en forma de corona y plantados a principios del siglo XX, en época del segundo marqués de Viana. Este tipo de arquitectura vegetal se denomina arte topiario.
El de las columnas fue construido en los años ochenta, estando ya el Palacio abierto al público. Está concebido como un lugar para dinamizar Viana y albergar actos que impliquen una mayor interacción con los visitantes. Actualmente, uno de los escenarios principales de la programación cultural de la Fundación Cajasur.
El patio de la alberca se trata del más modesto. Es de servicio, también llamado del Invernadero, y anteriormente conocido como patio de los Venados. En la alberca se airea y oxigena el agua antes de ser utilizada para el riego de las plantas del palacio. El patio del pozo El pozo es el auténtico protagonista de esta área de servicio. Toma sus aguas del arroyo el Colodro, que fluye subterráneamente y del que obtiene caudal suficiente para abastecer a todas las fuentes y plantas del palacio. La III marquesa de Viana añadió algunos elementos decorativos para darle un aire más señorial al conjunto.
El patio de los jardineros recibe este nombre por encontrarse en él la habitación donde se guardan las herramientas del equipo de jardinería. Completa el conjunto de los patios de servicio este palacio de Córdoba. Su aspecto actual se debe a la redecoración que hizo la III marquesa de Viana. Destaca en él el muro totalmente cubierto de celestina, así como la decoración realizada con azulejos.
El patio de la capilla es el principal de las casas de los condes de Torres Cabrera, del siglo XVII, llamado así por la existencia de una capilla anexa al patio y que fue trasladada por la III marquesa de Viana a la actual recepción, habiéndose recuperado hoy en día a su ubicación original. En tanto el del archivo es el más interior de todos los patios de Viana y una muestra del más sobrio barroco cordobés. En la entreplanta se ubica el valioso archivo histórico de Viana, que consta de más de 400.000 documentos, siendo los más antiguos del siglo XII.