ALSACIA, FRANCIA.- Escapamos pronto de la Ciudad Luz. Queríamos tener la oportunidad de conducir el nuevo Cactus en ruta y caminos de montaña. Pero salir de París en el rush hour también nos brindó la experiencia de manejo urbano, en la que este vehículo difícil de categorizar (¿es un crossover? ¿un familiar? ¿un concept car?) se mueve a gusto.
Lo primero que llama la atención de su diseño, completamente diferente a cualquier otro producto del doble chevrón, son los plásticos, o mejor dicho gomas, que están en los laterales. Los airbump son protectores de impactos en las puertas y con una versatilidad de colores son claves para la personalización del modelo combinando con 7 colores de carrocería disponibles y con 4 universos interiores.
Por dentro, nos econtramos con un torpedo despojado de complicaciones, el tablero 100% digital, una pantalla protagonista con sólo una perilla de encendido y volumen para el sonido multimedia y 6 botones esenciales. Todo el resto se concentra en la pantalla con una interfaz clara, sencilla y con la conectividad para transmutar la pantalla de nuestro smartphone al coche.
En confort, butacas soft, espacios amplios y luminosos (cual aviso de inmobiliaria) gracias a un magnífico techo panorámico (que no lo hace más frío o caluroso) y un diseño vintage que se vislumbra en las manijas internas simil marroquinería (para nostálgicos del viejo 3CV o el Mehari).
En asistencia a la conducción trae caja automática de 6 marchas, ESP, ayuda de arranque en pendiente, “Cornering Light” que suma una luz en los giros, cámara de retroceso y estacionamiento asistido.
Lo más úitil, el limitador de velocidad con memorias en la pantalla. Por donde lo miren, innovador.