Los bebés escuchan hablar y aprenden a hacerlo ellos mismos. De manera similar, cuando se exponen a un patrón establecido de música relajante de forma positiva, aumenta su capacidad para comprenderla y corresponder a los sentimientos.
La exposición temprana a la música es imprescindible para los niños pequeños. Diferentes géneros en distintas edades ayudarán a los niños a desarrollar un gusto musical único e incluso a moldear su personalidad. La música clásica es arte en estado puro. Encuentra sus raíces en la antigua cultura del pasado y resultó formativa para la música como forma de arte. Proporciona un enfoque bien estructurado para escuchar con secuencias de notas repetidas y frases musicales. Este sentido de estructura y ritmo proporciona uniformidad en el desarrollo del pensamiento del niño. No se trata sólo de encontrar una manera de hacer que un niño sea más inteligente, sino de aprender cómo funciona la música que tiene su efecto en los niños.
Además, la música clásica ayuda a los niños a dormir mejor, a mejorar su salud mental y su enfoque para probar cosas nuevas y, en general, agrega una alegría positiva a sus vidas.
La naturaleza relajante y calmante de la música clásica ayuda a los niños a aliviar el estrés y a concentrarse. Cuando se detienen en el ritmo y el flujo de la música, tienden a volverse más conscientes y pueden reconocer patrones. Lo que puede ayudar a desarrollar mejor el lenguaje, la lectura, la escritura, la memoria e incluso las habilidades de gestión del tiempo a medida que crecen.
Invita a disfrutar de la magia del Teatro con producciones musicales y escénicas que intentan conquistar al público joven en sus primeros acercamientos a estas disciplinas. Los ojos asombrados de los adultos al conocer la sala, o aún conociéndola, cuando se vuelve a entrar, se replica con miradas extrapoladas en las caras de los peques.
No se trata sólo de pensar en la música que escucharán, sino de encontrar un acercamiento posible a una rutina: aprender de qué se trata el Colón, saber conducirse dentro de la sala, reconocer eso que nos pertenece y que muchos llegan de todas las partes del mundo a disfrutar, de entender cómo se desarrolla un espectáculo y de la dinámica propia que adquiere.
Canciones deshilachadas, por ejemplo, es una propuesta de concierto para chicos es un juego escénico musical con obras del compositor francés Erik Satie (1866-1925). La propuesta excede el marco de un concierto para transformarse en una experiencia lúdica en la cual Crisaliné y Daphénéo experimentan con la sonoridad de las palabras, deshilachándolas, al efecto de hallar nuevas y extrañas asociaciones entre las mismas, haciendo un paralelo entre la trama y la urdimbre de los textiles, y las de los textos.
Que tu hijo te pida que le averigües cómo se llama Gymnopédie N° 1 mientras la tocan para explorarla en casa hace toda la diferencia.