Magallanes, la Nao Victoria y la ciudad ícono.
La tripulación le reclamaba abandonar la expedición. Para él, cada pequeño curso de agua hacia el territorio, era necesario explorarlo en la búsqueda de un paso que atravesara el continente. La tierra, sin embargo, no encontraba fin y el caso parecía perdido. En las orillas, la presencia de los gigantes patagones inquietaba. Las palabras resultaban fútiles a los oídos del comandante; su mente estaba hace tiempo fijada en las imaginarias islas de especias del Pacífico Sur.
El hambre, el frio y las tempestuosas ventiscas forzaron al refugio en la bahía y el momento fue oportuno para el complot. Mientras Magallanes cumplía su rol misionero de colocar símbolos evangelizadores donde pudiera, sus capitanes se amotinaron tomando tres de sus cinco barcos.
El invierno retuvo a todos por igual y la negociación fue la única opción. Ahí, a puñal escondido, Fernando recuperó una de sus embarcaciones y, con ella, la ventaja estratégica. Tras la rendición, los amotinados fueron sentenciados a muerte.
Puerto San Julián, en Santa Cruz, es un hito en la historia mundial por las peripecias que allí encarnó el afamado expedicionario. Y la réplica de la nave que finalmente da la vuelva al mundo bajo capitanía de Elcano es, sin dudas, de lo más atrapante de la Patagonia.
Guerra de Malvinas
La ciudad también tiene su nota sobresaliente en la historia moderna, ya que su aeropuerto es el más cercano desde el continente a las Islas Malvinas (642km)
No hay habitante de la ciudad que no padezca de alguna manera los recuerdos de la Guerra del Atlántico Sur, ni de cómo debían apagar todas las luces en cuanto oscurecía, para evitar ser avistados por aviones enemigos.
Parque Interjurisdiccional Marino Makenke
Las urgencias medioambientales demandan, también, otro tipo de soberanía territorial. Sobre el lecho marino argentino se constituye el Parque Interjurisdiccional Makenke, que protege la diversidad de flora y fauna del mar.
Colonias de pingüinos, lobos y elefantes marinos, delfines, toninas y orcas, además de un sinfín de aves migratorias, son avistables embarcándose desde el puerto.
Juan, Guardaparques intendente, amplía mi visión turística 50 kilómetros al oeste: Allí se encuentra el Gran Bajo de San Julián. Una de las depresiones endorreicas más grandes del mundo; la más grande de Sudamérica y tesoro arqueológico de casi 3mil kilómetros cuadrados. Cuentan que en su punto más bajo, la Laguna del Carbón, un reloj de péndulo adelantaría 24 segundos cada día, debido a la mayor fuerza de gravedad.
Las noches en San Julián son frías. Patagónicamente frías. Mis dedos de los pies agradecen el agua caliente del hermoso camping municipal frente al mar, pero reconocen que acampar sin más puede ser una experiencia magallánica. Nos sacudimos el frío en Argensud, el club recuperado, transformado en bar cultural. Con baile, cervezas y juegos.
Puerto San Julian es una caja llena de delicias para el viajero curioso. Desde aquellos expedicionarios europeos pasaron ya más de 500 años, pero muchos de nosotros, argentinos y aventureros, todavía no nos embarcamos a conocerla.
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